¿Te has preguntado alguna vez por qué cuando estás triste te apetece algo dulce? ¿O si ese antojo siempre aparece a la misma hora del día? ¿O cuando estás menstruando? ¿Qué hay detrás de estos antojos? La respuesta es doble, puede haber una carencia física (de nutrientes) o una carencia emocional. En este post sobre los antojos, vamos a tratar de ofrecer algunas pistas.

No es nuevo decir que las emociones y los alimentos 
están relacionados.

Quizás todo empezó, desde la calma que nos producía de pequeños mamar del pecho de nuestra madre (o tomar un biberón en sus brazos) y relacionamos la comida con el placer.

O quizás por el contrario, el momento del día que mas temíamos -en nuestra infancia- era el de sentarnos a la mesa, porque suponía llantos, pataletas, etc…

¿Pero por qué a veces tenemos antojo de dulce específicamente? Aquí te contamos que se dice sobre ello:

imagen via My Soulful Home

El deseo de dulce, suele ser un deseo de azúcar, miel, chocolate, pastelería, helados, etc… Un deseo de alimentos de alta carga calórica y poca fibra. Curiosamente, no es un deseo de fruta -que también es dulce- sino de azúcares refinados que nos recarguen instantáneamente.

¿Por qué nos lo pide el cuerpo?

Porque existe una carencia nutricional: Carencia de glucosa o proteínas, necesidad de dulzor por bajada de azúcar. Si nuestra comida diaria no está equilibrada tendremos la necesidad de algo dulce.

Porque existe una carencia energética: Necesitamos energía instantánea que genere movimiento, porque nos encontramos con apatía, bloqueos emocionales, tensiones o insatisfacción personal. En ocasiones el consumo de azúcar se emplea para reactivar el cuerpo tras un bajón energético, pero ademas se suele consumir azúcar para evadirnos de una realidad que no nos gusta.

"Pasar un bache emocional es mas fácil con chocolate"

¿Cómo podemos sucumbir a la tentación?

Compensándolo en la cocina. Nuestra propuesta es sustituir el chocolate, los pasteles,  o las tartas…, compensando estos antojos y cuidando un poco la salud:

1. Utiliza verduras dulces en tus platos como zanahorias, calabazas o remolacha.
2. Prepara postres caseros a base de frutas de temporada (como por ejemplo macedonias, compotas, manzanas asadas, licuados de sandía/melón…)
3. Reduce el consumo de horneados con harinas (hojaldres, pan blanco, pizzas), ya que nos producirán bajadas de azúcar poco después de haber comido que se traducirán en antojo de algo dulce.
4. Consume cereales integrales en grano (arroz, centeno, avena, mijo,..) para evitar estos altibajos de azúcar y nutrir el sistema nervioso.
5. Y por último, cuida que tus platos lleven suficiente proteína. Que hará que sean mas lentos de digerir y evitarán sentirnos vacíos poco después de comer.

El consumo habitual de azúcar fatiga el hígado, altera el pH, desmineraliza el organismo, ya que altera el equilibrio del calcio, hierro, fósforo y magnesio.

En niños un consumo elevado y continuado puede 
producir hiperactividad, baja concentración 
(mal rendimiento escolar), alteración del 
sueño e incluso obesidad.

La clave para evitar estos “antojos” es identificar su origen físico (si comemos mal) o emocional (si tapamos algún sentimiento). Las claves serían compensar nuestra alimentación en el primer caso y trabajar sobre ello, en el segundo.

La alimentación, es clave para mantener nuestra salud y los antojos son pistas de nuestras necesidades. Observando el por qué de un antojo determinado, podremos adivinar que hay detrás de él y analizarlo.