Hoy en Food Green Mood os traemos un artículo sobre plantas medicinales y salvajes, con reportaje incluido. Y además os presentamos a un personaje digno de conocer. Un agricultor revolucionario, amante de las plantas, conocedor de sus secretos y de los efectos beneficiosos que tienen estas en nuestro organismo: Josep Pàmies.
Con sus charlas y conferencias, hemos aprendido muchísimo estos años. Hoy queremos compartir contigo nuestra reflexión y un reportaje de Miguel Figueroa, que nos ha gustado mucho. En él, Pàmies nos habla sobre plantas comestibles que crecen por todas partes. Alimentos gratuitos a los que no les damos importancia y que según sus palabras:
Son plantas que pisamos cada día y no les damos ningún valor. Esas plantas son comida que pisamos y que en un momento dado nos pueden ayudar a vivir
Se refiere a estas variedades típicas que crecen donde vivimos, que salen a la luz rompiendo el asfalto y el hormigón. ¿Te has fijado alguna vez en que tipo de plantas son? En su reportaje habla del diente de león, la malva, la grama, bledo, el amaranto, la cola de caballo y muchas mas. Malas hierbas que pueden ayudar a tratar el cáncer, anemias, resfriados, problemas pulmonares, de tiroides, etc… La lista es bien larga.
La sabiduría de la Naturaleza
Pàmies, siempre dice que si una planta crece cerca de tu casa es porque quizás la necesites. Y aunque suene profético, tiene razón. La naturaleza siempre nos provee lo que necesitamos (en cada estación y en cada región).
Gracias a los productos de temporada y a las especies locales (de alimentos y plantas) del lugar del mundo en el que nos encontramos, recibimos el aporte de nutrientes y fitoquímicos necesarios para afrontar las dificultades endémicas de la zona. Esto no es nada nuevo:
- En toda la cordillera andina tradicionalmente se han masticado hojas de coca para atenuar el mal de altura (especie que siempre ha crecido libremente allí)
- En las zonas tropicales del planeta, las variedades de frutas regionales tienen mas cantidad de agua, vitamina C y antioxidantes que en otros lugares. Todos ellos, ingredientes necesarios para contrarrestar la deshidratación y las radiaciones solares
- En las regiones árticas el pescado es muy graso (lo cual aporta calorías para sobrevivir al frío) y al mismo tiempo muy rico en ácidos grasos esenciales, indispensables para una buena salud cardiovascular. Si la grasa de esos pescados no fueran así y fuera como las grasas industriales de occidente, los infartos por obstrucción arterial en esa zona serían infinitamente superiores.
Hay muchos mas ejemplos como estos por el mundo. Sin embargo, la tendencia a globalizarlo todo, nos lleva sin remedio a la homogeneización y como consecuencia, al desconocimiento de las propiedades de los productos locales.
Independientemente del lugar del mundo donde nos encontremos todos comemos el mismo maíz, el mismo tipo de manzanas, la misma variedad de trigo o huevos… Lo cual no tiene ningún sentido porque somos diferentes, tenemos necesidades diferentes y vivimos en lugares diferentes.
La naturaleza siempre nos aporta lo que necesitamos. Y en nuestro rinconcito de mundo tenemos productos de muy buena calidad que cubren nuestras necesidades. No necesitamos que nos traigan lo mismo de fuera. Leer bien las etiquetas y elegir variedades locales tiene consecuencias positivas en nuestra salud y también en la economía de la región donde vivimos, como ya hemos reivindicado otras veces.
Consumir productos locales y ayudar al pequeño agricultor, en un mundo volcado en la exportación y en la explotación, es un acto revolucionario
Sin más, te dejamos el reportaje para que lo degustes si tienes un ratito (dura 18 minutos aproximadamente, pero merece la pena).