¿Sabías que un bebé es capaz de detectar distintos sabores dentro del útero? ¿Y que según se alimente una mujer embarazada, así desarrollará su futuro bebé el sentido del gusto? Esta semana en Food Green Mood hablamos de vida intrauterina, para todos los gustos.
Según informaciones que han aparecido recientemente en el periódico The Guardian, el gusto por lo dulce o lo salado aparece en la etapa intrauterina.
Conociendo sabores. Desarrollando preferencias.
La mayor parte de nuestras preferencias las aprendemos durante los primeros años de vida, experimentando con la comida. Pero no todo es educable después de la lactancia, nuestro aprendizaje comienza antes incluso del nacimiento.
A las 21 semanas (5 meses), se pueden discernir ya sabores completos – usando los sentidos de olfato y gusto (un estudio ha descubierto recientemente que los humanos pueden distinguir entre un billón de olores diferentes y el olfato es el sentido dominante en la percepción del sabor).
La investigadora Julie Mennella del Monell Chemical Senses Centre (Filadelfia, EEUU) afirma que “el líquido amniótico es un primer alimento complejo que contiene productos químicos con gustos y olores.
Es importante que la mamá tenga una alimentación variada en el embarazo, tanto para su salud como para educar el paladar del bebé y que este conozca los distintos sabores de los alimentos a través de su madre. Ya que la familiaridad de un sabor, determina nuestras preferencias
Recordamos los sabores familiares con cariño: ¿no os ha pasado que al volver a probar aquella receta casera de la infancia (aquella receta de la abuela), os han venido a la mente muchos recuerdos? O al contrario, a veces rechazamos un alimento o un plato en concreto porque lo asociamos a una mala experiencia del pasado.
Hemos ido entrenando nuestro paladar a base de repetir sabores. Actualmente se sabe que mientras más jóvenes más fácil es moldear las vías nerviosas y crear conexiones neuronales (y esto afecta también al reconocimiento de un sabor familiar).
Si un bebé se acostumbra desde antes de nacer y durante la lactancia a una alimentación variada, rica en alimentos vegetales y de temporada, el destete y la introducción de alimentos (saludables) será mucho mas sencilla y armoniosa.
Todos los sabores probados hasta ahora, han sido detectables en el líquido amniótico, incluyendo la menta, el anís, la zanahoria y la vainilla.
El amor por las verduras
Se realizó un experimento con tres grupos de mujeres. Se tomó un primer grupo de embarazadas que bebió 300 ml de zumo de zanahoria 4 días por semana, durante 3 semanas en su último trimestre de embarazo, un segundo grupo que hizo lo mismo pero durante los 2 primeros meses de lactancia materna, y un tercer grupo control que no lo tomó. Se pudo observar que los bebés de las madres que tomaron el zumo estando aún en el útero y los que lo tomaron a través de la leche materna, comían zanahoria mucho mas alegremente durante el destete en comparación con los que no, al ser un sabor que ya reconocían.
Según Peter Hepper, director del Fetal Research Centre en la Universidad de Queen en Belfast: “los fetos expuestos al ajo en el útero son más propensos a preferir el ajo en la vida posterior, de hecho los estudios los demuestran hasta por lo menos los 8 años de edad”
La comida basura
Un artículo publicado el año pasado trató de explicar lo mismo pero con respecto a la comida basura. Al parecer los bebés de madres que comen comida basura (junk-food) con frecuencia en su embarazo también la prefieren luego.
La comida basura es densa en energía y pobre en nutrientes. Por ello se dice que engorda mucho, pero alimenta poco.
Además, se encontró que esa exposición continuada a la comida basura en el útero y en la lactancia, insensibilizaba las vías del cerebro del bebé que determinan que ya hay demasiada carga calórica. Por lo que según esta teoría, esos niños necesitarán más chocolatinas o patatas fritas para saciarse.
¿Y tú?
¿Has visto alguna relación entre lo que comiste en tu embarazo y los gustos de tus hijos? ¿Quieres contárnoslo?
Si quieres leer el artículo original en inglés, se encuentra en The Guardian.